Me enseñaste tanto y lo agradezco
Como Padre, Madre, Maestro y Maestra,
Y me diste las primeras clases de la vida
Con valores de respeto, tolerancia y libertad.
Me ayudaste a forjar la personalidad
Propia y sincera, íntegra y honrada, que anhelo.
Tus enseñanzas las asumo
Las practico y comparto.
Pero a menudo me encuentro solo
Enganchado a principios de antaño
Que poca gente parece ejercer
Ni en su juventud ni en su vejez
¡Ahora, si puedes, dime que hacer!
¿Donde podría encontrar solidaridad,
amor ajeno al ser necesitado,
la mera lágrima frente a gente lastimada,
herida, errantes y desterrados,
a la víctimas de salvajes e injustos?
Aprendí que no importaban las diferencias de creencias
Aprendí que Dios es compasivo y misericordioso
Que no hay diferencia entre razas y géneros
Que el ser humano, como toda creación divina,
Tan ínfimo que sea ante la majestuosidad del universo,
Merece atención debida, amor y concordia.
Lo que me enseñaste me sigue sirviendo,
para reprobar, rechazar y condenar
Aunque me hace sufrir pensando en todo aquello
Me hace sentir inútil, débil y decaído
Pero no me ayuda a cambiar la realidad
Ni me conduce al sacrificio por la verdad.
Abdeslam Baraka
29 Enero 2015