Conferencia: Educación y democracia
5º Encuentro entre dos culturas, bajo el lema:
Educación y Democracia Organizado por Atime y la Revista, los cuadernos del norte.
Quisiera aportar, dentro de lo que permite una breve intervención en sesión inaugural algunas reflexiones sobre el tema, ateniéndome al marco hispano-marroquí, que es el que sugiere el encuentro entre dos culturas.
La primera interrogación que se impone concierne la naturaleza de la Educación en relación con el modelo de Democracia.
I- ¿Que educación, para que modelo de democracia?
Me llamó la atención una frase pronunciada por el Presidente Felipe González en una de sus conferencias, cuando dijo, que lo que mas temía era el fundamentalismo democrático. Con esta afirmación, el conferenciante, planteaba , lo que en un entorno democrático, se debe temer y evitar, del mismo modo que introduce el verdadero debate sobre la democracia, su practica, sus valores y limites.
En el contexto del encuentro que nos ocupa, entre dos culturas, el planteamiento resulta de una idoneidad sorprendente.
¿Nos llevaría, la practica de la democracia, unos y otros, a un solo modelo de sociedad? ¿Seria el objetivo de la propia democracia como pretenden algunos? ¿O seria la propia democracia, la que nos permita arrimarnos a nuestras identidades respectivas y preservar nuestras culturas y creencias, asegurando, de esta manera, la convivencia?
Son preguntas que podrían resultar sorprendentes para algunos, alegando la evidencia de los valores democráticos, que solemos evocar, enumerando las libertades y raramente las obligaciones. Pero la vida real invita a considerar los prejuicios y a veces la soberbia de los que dudan de una democracia "con turban". Del mismo modo que cabe interrogarse sobre los que disponen, en el mundo, del relativo poder económico, de la comunicación y la fuerza, y que intentan a través de esos medios imponer su propia concepción de la democracia.
La segunda interrogación concierne el objetivo y metodología de la educación democrática.
II- Objetivo y metodología de la educación democrática
La democracia, no es ciencia ni es religión. Tampoco se trata de una asignatura que se pueda inculcar aparte. Tocqueville decía, que la comuna es para la democracia lo que la escuela primaria es para la ciencia. Es cierto a nivel de formación política y de gestión, pero de lo que hoy en día se trata, es de un concepto mas amplio y global. Se trata de un comportamiento. Y el comportamiento no se infunde solo en la comuna, no se aprende solo en un parlamento y no se enseña solo en la escuela.
De ahí, la necesidad de identificar, fomentar y arraigar en cada cultura, los principios que coinciden con los valores universalmente reconocidos como democráticos. Para que el comportamiento democrático, diría el reflejo democrático,
sea un aprendizaje natural y permanente; empezando por el respeto al otro, es decir, a sus tradiciones, creencias y posibilidades, sin menospreciar el aprendizaje de la humildad.
El equilibrio, el camino medio, la balanza, son conceptos fundamentales que deben acompañar toda democracia. Esta ultima, nos es solo Libertad, es mas bien la mejor manera de organizarla, y paradójicamente, la voluntad de la sociedad de poner los limites necesarios a cada libertad, con vistas a garantizar la convivencia colectiva.
Es obvio, que el sistema democrático ofrece el marco menos imperfecto de los sistemas de gobierno. Aunque no es menos cierto que corre, permanentemente, el riesgo de pecar por defecto o lo que puede ser peor, de pecar por exceso. Digo peor porque entonces conllevaría los gérmenes de la reacción y la semilla de su propia destrucción.
La practica de la democracia en una sociedad dada es fundamental, pero su preservación en el marco de la Ley, del camino medio y del equilibrio, es vital.
A este respecto hay que reconocer que el interesante debate que anima, actualmente, a la sociedad marroquí es de buen augurio.
III-El proceso democrático marroquí
Muchos son los comentarios que tratan de valorar en un sentido u otro, la trayectoria actual del proceso democrático marroquí, unos razonable y objetivamente y otras a partir de la soberbia ya mencionada.
Lo cierto es que se trata de un nuevo impulso irreversible en el que participan todos los componentes de la sociedad marroquí, que merece el respeto y el apoyo de los pueblos hermanos y amigos.
Al frente de esta marcha firme y decidida, se alza Su Majestad el Rey Mohammed VI, soberano convencido de llevar a su pueblo a los logros de desarrollo y democracia que anhela.
Para ello, Marruecos no duda en reconciliarse con su pasado cuando ha lugar. No vacila en poner el respeto de los derechos humanos al frente de sus prioridades, como base ineludible de toda educación democrática. No se trata de la pretensión de construir ningún paraíso terrenal, sino simplemente de asumir juntos, nosotros los marroquíes, nuestra condición y futuro. Es el nuevo reto del pueblo marroquí, al que no faltaran de contribuir iniciativas constructivas como la vuestra.
Mis mejores deseos de éxito a vuestros trabajos y que sean para beneficio de todos. Gracias.
Abdeslam Baraka
Toledo 24 de mayo 2001.
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