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lunes, 3 de diciembre de 2012

Desafio a la democracia

No importa que el liberalismo actual sea salvaje o responsable.

No importan sus amenazas.

El necesita de las masas que conforman su clientela y triste felicidad.

Seamos responsables y resistamos a sus invectivas, esperando que los gobiernos democráticos lo hagan también.

¡Por ello fueron votados!!!

Abdeslam Baraka

3 de diciembre 2012

jueves, 9 de febrero de 2012

La coherencia constitucional en la relación hispano-marroquí es primordial

Los padres de la Constitución española no podían ser mas coherentes y magistralmente precisos al definir las áreas de competencia de las diferentes instituciones del Estado español. La política exterior es uno de entre tantos temas que ha merecido el interés de los constituyentes:

"- TÍTULO IV
Del Gobierno y de la Administración
Artículo 97: El Gobierno dirige la política interior y exterior, la Administración civil y militar y la defensa del Estado. Ejerce la función ejecutiva y la potestad reglamentaria de acuerdo con la Constitución y las leyes...."

"- TÍTULO VIII
De la Organización Territorial del Estado 
CAPÍTULO TERCERO De las Comunidades Autónomas 
Artículo 149.
1. El Estado tiene competencia exclusiva sobre las siguientes materias:
...
3º Relaciones internacionales...."

   De esta manera, los límites de las competencias de las diferentes instituciones son clara y determinantemente expresadas. Del mismo modo, es obvio que los Estados extranjeros que mantienen relaciones con España, toman en cuenta estas normas para definir su acción diplomática así como sus relaciones de amistad y de cooperación con los interlocutores constitucionalmente indicados y designados.

Desgraciadamente, solo al recorrer, las noticias de la fecha, salta a la vista una cierta incoherencia y probablemente algún nerviosismo e influencia o inmixión exterior, que faltando a las reglas constitucionales vigentes, invitan a ciertas comunidades autonomas a pronunciarse errónea e unilatéralment sobre temas de política exterior y para colmo, que compiten a la soberanía exclusiva de un Estado vecino y amigo, en este caso a Marruecos.

Para ilustrar el planteamiento no hay mejor que atenerse a la actualidad y citar las fuentes:



Es de notoriedad que la posición del Gobierno español ha sido recientemente reafirmada a través de la voz autorizada del Ministro de Exteriores, D. José Manuel García-Margallo, como así lo testifica el cable de la agencia EFE: "El ministro de Exteriores español dice que no es asunto de su país que haya referendo saharaui"     

Por ello mismo, la perplejidad no puede ser mas legítima y su manifestación necesaria.
En estos campos no corresponde ir mas allá ni en detalles ni en intereses vitales de ciertas comunidades autónomas, sobre todo por los tiempos que corren. "Lo que es obvio no se discute ni se comenta".

Cuando las democracias dialogan, lo hacen en base a su legitimidad electoral y en consecuencia en nombre de sus Pueblos respectivos, sin hablar de sus filas partidistas.

Mayor coherencia no puede dañar a nadie.

Abdeslam Baraka

Rabat el 9 de febrero 2012

lunes, 13 de octubre de 2008

La crisis financiera vista desde Rabat

Al igual que el resto de la gente, trato de comprender lo que está pasando y lo que queda por venir. Las únicas certezas que se vislumbran en toda esta confusión es que la crisis financiera y económica no tendrá los mismos efectos sobre ricos y pobres y que las reglas del juego las dictan y las cambian a su antojo los poderosos.

Hace al menos dos décadas que el FMI y el Banco Mundial van impartiendo clases y dictando reglas de conducta a los países del Tercer Mundo para que saneen sus economías y estructuren sus finanzas. Vimos cómo se les exigía deshacerse de las empresas estatales rentables en el marco del famoso proceso de privatización. Y, para apreciar mejor el manjar, llegaron también las conminaciones sobre comercio internacional, con la abolición de fronteras para los productos manufacturados y los capitales extranjeros, y la armonización de las legislaciones laborales y de inversión en base a las pautas de los países ricos.

Es necesario recordar la convulsión que, para las poblaciones de esos países, supone soportar las famosas reformas estructurales que apuntaban a menos Estado y mayor "competitividad". Muchos gobiernos se tambalearon y otros fueron arrasados por la ira de manifestantes desesperados, aunque el nuevo sistema siguió su camino, imperturbable, decidido a dejar en la vereda a los débiles.

Para colmo, se cerraron las fronteras de los paraísos occidentales a los productos agrícolas de los países pobres y se empezó a criminalizar la inmigración de las víctimas del sistema.

Lo que no se podía imaginar es que cuando los Estados del Tercer Mundo empezaban a tapar las brechas y a curar las heridas sociales, habiendo asumido que los Estados no deben interferir en la economía ni asistir a las empresas y personas, se hayan visto sorprendidos por los remedios recetados por los poderosos para atajar la crisis actual.

Sin pretender ser exhaustivo, las medidas que deberán asumir ahora los políticos y los gobiernos se resumen en volver a las nacionalizaciones, utilizar la plancha de billetes, recurrir al producto de los impuestos para verterlos en las cajas sin fondo de las instituciones financieras, otorgar la garantía del Estado a los depósitos bancarios y, por si ello no fuera suficiente, optar por el endeudamiento exterior y el déficit presupuestario para implicar mejor a las futuras generaciones en asumir nuestras torpezas. Todo un escándalo.

Hay que imaginarse la amargura con la que se percibe este proceso desde Rabat, Brasilia o Yakarta. En un pasado muy reciente, cuando con medidas similares podían pretender relanzar sus economías y recortar distancias, se les encendía el semáforo rojo; ahora, cuando empezaban a lidiar con el mercado internacional y a sentirse aguerridos, se cambian las reglas de juego y se les deja indefensos. Por ejemplo, cuando el banco central de Marruecos sube los tipos de interés en medio punto para yugular la inflación, Trichet, que no ha cesado de defender la misma política, sucumbe al pánico y, junto con los principales bancos centrales del mundo, baja los tipos de medio punto.

Definitivamente, los países emergentes y en desarrollo deben prepararse para padecer su propia crisis.

Una de las principales consecuencias de la hecatombe financiera actual es la desecación del crédito. Sea a nivel de individuos o de Estados, el efecto se anuncia devastador. La sangre dejará de fluir en el cuerpo de la economía y el paro cardiaco será inevitable. En todo caso, las secuelas sobre las funciones del cerebro estarán servidas. Ahora bien, el que no tenga necesidad de recurrir al crédito, por tener medios para aguantar la racha, podrá esperar mejores tiempos y hasta beneficiarse. En otros términos, es el momento para los ricos de hacerse más ricos y el momento para los pobres de asumir plenamente su condición y dejar de fingir, como llevaban haciendo algunos recurriendo a los créditos al consumo y a las hipotecas.

Países como Marruecos, cuyo sistema financiero no está contaminado, tendrán que afrontar pronto la escasez de inversión exterior, la desaceleración del flujo turístico y la disminución de la actividad exportadora en general. Se trata de miles de trabajadores en situación de riesgo. Pero la cobertura social no es la misma que en los países desarrollados y tampoco lo es la capacidad intrínseca de autofinanciarse durante un largo periodo de tiempo. Lo que había que privatizar ya se ha privatizado; lo que había que conceder al sector privado a nivel de servicios públicos ya se ha concedido, y, consecuentemente, las posibilidades extraordinarias de financiación se agotan. Marruecos deberá optar, pues, por sus propias soluciones y apoyarse en su mercado interno.

Y me pregunto, ¿qué latitud tendría un país emergente en tomar medidas de protección e imaginar soluciones propias sin levantar protestas institucionales, ya que las reglas de la globalización siguen vigentes, al menos en teoría? Las propias palabras de Paulson, secretario del Tesoro, pronunciadas en el Congreso de EE UU al presentar su plan de rescate, inducen a temor. Decía: "Si no se aprueba, que Dios nos ayude". Ahora que está aprobado, parece insuficiente a todas luces. Así, digo yo, que Dios nos coja confesados.

Abdeslam Baraka

13 de octubre 2008