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jueves, 8 de noviembre de 2012

Paciencia razonable

Cuando algunos sectores españoles consideren que la historia es historia y que hay un nuevo futuro común por construir, entonces la relación entre Marruecos y España conocerá una etapa sosegada y prometedora para nosotros mismos y para nuestros hijos. 

Considero que los que se dicen pro-polisarios son en realidad profundamente anti-marroquiés y nada tienen que ver con la causa que pretenden defender. El Pueblo español sabe de sobra que las primeras víctimas mortales y de piratería del polisario fueron españolas y que un chantaje maligno y descarado se sigue ejerciendo sobre su sociedad, sus políticos y sus instituciones, a pesar de los crímenes cometidos, sobradamente conocidos.

A mi juicio, esta gente forma parte de los vestigios de un pasado medieval, revanchista, ignorante y retrograda que no llega a conciliar su pasado con su presente y que no es capaz de vislumbrar el interés de su futuro; aunque a veces aparezcan de izquierdas sin serlo, otras veces de derechas sin serlo y muchas veces de la nada, siéndolo, en el marco de plataformas oportunistas y conocedoras de los procedimientos de financiación pública española y europea de las que se lucran.

Después de tantos años de interés por el país vecino, al que tengo el mayor respeto y cariño, digo con toda responsabilidad que incumbe al Estado, a los partidos políticos y a la sociedad civil en España, poner freno a estas reliquias del pasado y actuar de manera franca, urgente y educativa, frente a estos perturbadores enfermizos, herederos de tiempos remotos e ideológicamente contemporáneos aunque obsoletos, en el sentido de un futuro común, cierto, cercano y certero con su vecindad.

Que lean al difunto Embajador Alfonso de la Serna, que lean al distinguido Embajador Máximo Cajal, que lean a tantos otros civiles y militares, que lean el libro blanco del  difunto y gran hombre de Estado, Manuel Fraga Iribarne (todos esos libros que desaparecen por encanto de las librerías) y que lean, en fin de cuentas, la historia. Entonces su corazón les hablara y su razón los guiará. ¡Al menos eso espero!

Se puede comprender, supongo, que en la otra orilla podamos estar legítimamente hasta la coronilla de esta minoría marginal que gusta vagar por cantizales temerarios y que, por otra parte, la paciencia  debe tener sus límites razonables.

España necesitará de Marruecos en sus andanzas y Marruecos sabrá estar a la altura de una relación de vecindad sincera y solidaria.

Abdeslam Baraka

8 de Octubre 2012