Cuando el otoño se hace primavera,
Que las mariposas surgen a mi vera,
Que mis flores brotan de nuevo,
Como de un buen cuadro de óleo;
Cuando el vil croar de las ranas,
Se hace eco de malas nuevas,
En vez de ser grito de amorío,
Y presagio de buen augurio;
Algo me estará nublando la vista,
Que falta el oído del artista,
O es que realmente algo turbio,
Emprende algún designio sucio.
¿Caprichosa serías naturaleza?
O mas bien ya sin tu fortaleza
Confundes agua con río,
El calor y tiempo frío.
¿Quien cambió tu entereza,
Y esa lealtad amorosa
Que tenías con el tiempo
Al compás de tu fiel tempo?
Dime ya lo que pasa
Oh, pobre criatura rasa,
Que ya no pasa otoño
Sin que inviertas el año.
Por ti daría la cara,
Por mis hijos sería espada,
Y que paguen moscas y mosquitos
Al son de flautas y vivos pitos.
Por el daño que se te nota,
Por esa balanza rota,
Algunos pocos malos ricos
Sufrirán sus males a gritos.
Porque a nadie se le perdona
No tener amor ni pena.
Vayamos pues juntos al grano
Que sabemos quien de fulano y zutano.
La Madre Naturaleza nos llama
A preservar su eterna belleza,
Antes de que su voz se haga mas débil,
Y que la llama desaparezca de su candil.
Abdeslam Baraka
Que las mariposas surgen a mi vera,
Que mis flores brotan de nuevo,
Como de un buen cuadro de óleo;
Cuando el vil croar de las ranas,
Se hace eco de malas nuevas,
En vez de ser grito de amorío,
Y presagio de buen augurio;
Algo me estará nublando la vista,
Que falta el oído del artista,
O es que realmente algo turbio,
Emprende algún designio sucio.
¿Caprichosa serías naturaleza?
O mas bien ya sin tu fortaleza
Confundes agua con río,
El calor y tiempo frío.
¿Quien cambió tu entereza,
Y esa lealtad amorosa
Que tenías con el tiempo
Al compás de tu fiel tempo?
Dime ya lo que pasa
Oh, pobre criatura rasa,
Que ya no pasa otoño
Sin que inviertas el año.
Por ti daría la cara,
Por mis hijos sería espada,
Y que paguen moscas y mosquitos
Al son de flautas y vivos pitos.
Por el daño que se te nota,
Por esa balanza rota,
Algunos pocos malos ricos
Sufrirán sus males a gritos.
Porque a nadie se le perdona
No tener amor ni pena.
Vayamos pues juntos al grano
Que sabemos quien de fulano y zutano.
La Madre Naturaleza nos llama
A preservar su eterna belleza,
Antes de que su voz se haga mas débil,
Y que la llama desaparezca de su candil.
Abdeslam Baraka
Rabat 22 de Noviembre 2009